Me dicen “Tiro Fijo”

01-17-2006

Buscando entre apuntes y libros me encontré con un problema que se puede (y se ha hecho, la idea no es mía) convertir fácilmente en una demostración intrigante.

Hay una palmera con un coco y un niño jugando en la playa. El niño toma una piedra, apunta en dirección del coco y exactamente en el momento que la lanza el coco cae de la palmera (por cuenta propia, digamos que se asustó el coco). La pregunta es ¿le pega o no le pega la piedra al coco?

Sorprendentemente la respuesta es que sí, siempre le pega, sin importar cuán rápido sea lanzada la piedra, a qué distancia esté la palmera o que altura tenga (bueno, por ahí hay un par de pies de página, pero en principio es cierto).

Esta construcción se puede realizar fácilmente con una tablita, un par de canicas grandes y un tubito (donde quepan las canicas). Se coloca la tabla sobre una mesa y se pone un libro por debajo en uno de los lados de manera que la tabla quede inclinada. La esquina que queda “en alto” es donde está el coco (una de las canicas). La esquina diagonalmente opuesta a nivel de la mesa es de donde sale la piedra (la otra canica). Se coloca el tubo en esta esquina de manera que la canica se deslice por el mismo y sea “disparada” en dirección del coco. En el momento que se dispara (o sea, cuando la canica sale por la boca del tubo) se suelta el coco. Si se hace bien, la piedra y la canica se encontrarán en algún punto de la tabla.

Para variar la velocidad de la piedra basta con variar la inclinación del tubo. Para variar la velocidad del experimento basta con variar el grosor del libro: “del amor y otros demonios” producirá un experimento en cámara lenta mientras que “crimen y castigo” será mucho más rápido (puntos extra para el lector que explique esto).



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