Hay que ser pragmático

10-13-2005

No, nunca he sido muy pragmático en realidad. Según el diccionario ser pragmático quiere decir “[buscar] las consecuencias prácticas del pensamiento y [poner] el criterio de verdad en su eficacia y valor para la vida.” O sea, nunca he sido “práctico”.

Más aterrizado, o tal vez menos, quiero decir que hay algunas cosas en las cuales creo que tiendo a poner por encima de “fines prácticos”. Es un lujo que todavía me puedo dar probablemente en razón de no tener una pareja o hijos por los cuales “velar.”

Por ello me llamó la atención lo siguiente, de uno de los integrantes de Éditus:

Para quienes nos han hecho la consulta […] para el domingo

pasado una persona nos contrató con el fin de hacer un Acto Cultural

dentro de una actividad que organizaba el partido Liberación Nacional,

como es lo normal, enviamos la cotización y el cliente aceptó, no

estábamos muy enterados de que se trataba la actividad y como siempre

hemos sido totalmente apolíticos no nos importó ser contratados.

[…] deseo aclararles que al igual que muchos músicos […] a nosotros

no nos interesa aparecer apoyando a ningún candidato presidencial,

siempre hemos tocado en eventos que organizan los diferentes partidos y

éste es nuestro trabajo, el día que queramos apoyar a un candidato lo

vamos a hacer público pero eso no va a pasar, somos músicos y como

artistas nuestros objetivos, nuestra misión y nuestra visión difiere

totalmente de la política […]

Eso es ser pragmático: poner en un eje lo que uno piensa y en uno ortogonal la pregunta de ¿quién me paga? (la “actividad” que se menciona es el anuncio de la papeleta de candidatos a la presidencia de Oscar Arias: Laura Chinchilla y Kevin Casas)

No soy quien para juzgar si eso está bien o mal, pero sí me resulta particularmente llamativo que exista gente que piense en esos términos: “plata es plata”, bemoles más, bemoles menos, particularmente porque he rechazado trabajos (¡bien pagados!) precisamente en razón de quién pone el dinero (de todo, comenzando por la rama militar del gobierno de los EE.UU., pasando por alguna compañía fabricante de microchips con prácticas monopolísticas y desleales, y terminando por alguna casa productora de software con prácticas igualmente monopolísticas y desleales)

No digo que Éditus sea un grupo de “traidores” por ir a tocar en un evento de Liberación Nacional. Yo soy confeso socialdemócrata y no creo que el PLN represente esa ideología en Costa Rica, o al menos ya no más, pero eso no quiere decir que yo crea que Oscar Arias sea el anticristo o algo parecido (como no poca gente parece querer creer). Solo quiero decir que me llama la atención que alguien se crea capaz de ser tan apolítico que le de exactamente lo mismo proveer la diversión para una quinceañera malcriada o para un candidato a Presidente de la República.

¿Cuál sería la consecuencia práctica para Éditus de haber rechazado ir a la actividad? No recibir el “pequeño” cheque que piden a cambio de una de sus presentaciones. ¿Cuál sería el valor para la vida de ellos de eso? Probablemente irrelevante, digo, no es como si les faltaran oportunidades de trabajo, ¿o sí?

En una nota más curiosa, entereme por el mismo medio que Fidel Gamboa es el autor del “jingle” de la campaña radial y televisiva de don Óscar. Con certeza no es uno de los trabajos más brillantes de Fidel, pues por más que trato no logro dar en mi cabeza con algo remotamente musical que pueda asociar con dicha campaña. Más bien la impresión que guardo al respecto es algo bastante lúgubre… y esa majadería de “¡Sí, Costa Rica!” no sé a que androide de mercadotecnia se le ocurrió, pero si yo fuera su jefe lo habría despedido hace muchos muchos meses.

Algo pragmático que puedo entender: hay que dormir. En ese sentido, ¡buenas noches!



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