La Repúlica Independiente del ICE

01-12-2006

Hoy en la mañana venía escuchando a Óscar Rodríguez, asesor de la presidencia ejecutiva del ICE, conversar con Juan Manuel Villasuso y Carlos Vargas respecto a la situación actual del ICE y naturalmente la interacción con el CAFTA.

Don Óscar es ingeniero y se nota. Don Juan Manuel y don Carlos son economistas y lo exudan. Digo esto pues los criterios, prioridades y metas son significatiamente diferentes. Para un ingeniero tiende a ser más importante que el trabajo que se hace sea técnicamente correcto mientras que el economista busca que sea financieramente sostenible. Una cosa no es incompatible con la otra, pero ocurre con demasiada frecuencia que si bien lo primero puede ser lo segundo, lo segundo no necesariamente será lo primero.

Es una cuestión establecida de facto que las empresas de telecomunicaciones pierden su propio rumbo y alcanzan un punto donde la tecnología se convierte en fin. Lessig lo expone muy bien en Code: hace varias décadas Ma Bell comenzó a ejercer controles exagerados e irrazonables sobre la forma en la cual las diversas redes telefónicas se interconectaban y cuyo fin era proteger la tecnología y no tanto brindar un mejor o más accesible servicio a los usuarios. Los ingenieros de Ma Bell se habían autoimpuesto una labor policiaca que ellos concebían como una especie de “deber cívico”.

Que es un poco la relación entre el ICE y la CGR. El ICE juega un papel técnico (y los técnicos en general somos malos viéndonos a nosotros mismos como comerciantes) mientras que la CGR hace las de contrapeso administrativo. Y eso también es sabido que conduce a roces y choques difíciles de resolver.

Don Óscar explica como diversos indicadores ponen a Costa Rica en los primeros lugares en cosas tales como utilización per cápita de Internet, acceso a medios de comunicación y la “capacidad” del país para desarrollarse en materia de telecomunicaciones (incluso por encima de Chile). Entran don Carlos y don Juan Manuel y reclaman que sin embargo el usuario ve problemas: largos tiempos de espera para obtener líneas, mala calidad de comunicación celular, por mencionar solo dos cosas. Y ahí hay que entender algunas cosas: el ICE tiene por un lado problemas puramente administrativos (e.g. los empleados están sujetos al regimen del estado y es difícil mover a gente), pero también tiene problemas técnicos que derivan de problemas administrativos (e.g. no es posible instalar el número necesario de celdas celulares en el momento que se necesitan pues los contratos son rígidos).

Don Carlos lleva razón en algunas cosas: eso de “what’s good for GM is good for the country” es en alguna medida lo que el ICE pide y eso en Costa Rica no funciona; el ICE, como toda empresa de IT, sufre del síndrome “Not Invented Here”, crónico en los gringos, que hace que la institución prefiera “hacer ellos todo” sin importar los costos en lugar de contratar entes externos para que ejecuten proyectos. Don Óscar refuta algunas cosas de esas con un dato interesante: en los últimos dieciocho ocho años han pasado por la Asamblea Legislativa catorce iniciativas para reformar el ICE, y hasta ahora ni una sola ha sido aprobada para convertirse en ley. O sea, llevamos dos décadas viendo que hay un problema y no hemos sido capaces de producir una sola solución.

Don Juan Manuel sin embargo aboga por una sanidad academicista de las finanzas públicas (o sea, se pierde el rumbo propio y se alcanza un punto donde la sanidad financiera se convierte en fin) y defiende la idea de que el ICE desaparezca en su forma actual y sea sustituído por una constelación de empresas privadas brindando servicio (ignorando el detrimento para con usuarios fuera de Costa Rica… digo, fuera del Gran Área Metropolitana)

Entra el CAFTA: dado que los plazos en el tratado ya expiraron en lugar de darnos generosos veinte años para implementar soluciones que vayan a tono con la realidad del país tenemos un tiempo extremadamente corto para implementar condiciones que satisfagan los requisitos en el tratado. Así que ahora, por andar esperando que se aclaren los nublados del día vamos a terminar haciendo cosas a la carrera, se van a caer platos y por tanto nos tocará pagar los que se rompan.



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