El … CI

03-15-2006

Esto me está irritando suficiente como para considerar escribir la siguiente nota en un tono digerible por las autoridades universitarias y mandarlo para publicación en el Semanario Universidad.

La Universidad de Costa Rica es escaparate para muchas, muchísimas cosas hechas en la peor forma posible (se hacen cosas buenas, pero esas se publicitan solas). Una de las peores quizás es el Centro de Informática.

El Centro de Informática es un ente nebuloso dentro de la universidad. No es una vicerrectoría, así que su capacidad para dictar política universitaria es un poco dudosa. No es una unidad académica tampoco. No es un centro de investigación (que ahora es lo mismo que una unidad académica). El Consejo Universitario tiene un reglamento para dicha entidad, que reza:

ARTÍCULO 1. El Centro de Informática de la Universidad de

Costa Rica es una oficina administrativa técnico-administrativa dedicada

primordialmente a apoyar las actividades de la

Institución con el desarrollo y aplicación de la computación y la

informática. Depende directamente del Rector. Se rige por lo que

establece el Estatuto Orgánico, el Reglamento General de Oficinas

Coadyuvantes, este reglamento y las disposiciones de los órganos de

gobierno de la Universidad.

Apoyar. Como en “facilitar” y no como en “entorpecer”.

En días recientes por una reubicación pregunté al encargado de la red en el edificio que si una operación particular se podía realizar. Me dijo “no sé, no me toca a mí, pero supongo que sí, escribile un correo a tal y cual.” Odio escribir correos a “tal y cual”, por el simple hecho de que yo no quiero hablar con Pepe Peraza, sino con el Encargado de Cables y Cablecitos. Y realmente no quiero tener que escribir un correo a pepe.peraza@ucr.ac.cr sino a encargado-cyc@ucr.ac.cr. O sea, quiero escribir a una dirección genérica, y que ellos allá se las arreglen para que eso llegue al sitio correcto a las personas correctas. Esto tiene la enorme ventaja de que si Pepe Peraza por fin es despedido (o lo parte un rayo, o se pensiona, o se va de vacaciones) mi correo continuará llegando al sitio correcto y será leído por la persona correcta.

En fin, mandé el dichoso correo a “tal y cual”. Esta es la hora en la que aún no recibo siquiera un “no sé” o “esto no me compete” o “no se puede”. O en última instancia un “no joda.” Si yo estuviese escribiendo a pepe@como-huevos.net, entonces no berreo, es la dirección privada del tipo y no tengo que por qué estar molestando con asuntos de trabajo ahí, pero pepe.peraza@ucr.ac.cr no es su dirección privada, es su dirección laboral. En esa dirección es para trabajo. Y las consultas recibidas allí se responden. Todas.

No tengo ganas de tomar el teléfono y ponerme a carrerear gente para que algo suceda. De verdad que no.



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