10-31-2007
El diario ese de la enajenación publica hoy un artículo de opinión una tontería donde se afirma:
¿Sabía usted que en Costa Rica se produce el 99% de los
chips para las computadoras que se venden en el mundo?
Supongo que la tontería deriva de la prescencia de Intel en Costa Rica, que posiblemente provee el 99% de los chips de una línea específica de Intel (la llamada “servidores de alto rendimiento”).
Más allá del ridículo, la publicación del artículo es interesante por un hecho: revela la falta de cuidado de los editores de la enajenación, pues la cifra está a todas luces equivocada. Basta considerar la cifra unos pocos segundos: no todos los procesadores del mundo los fabrica Intel, y de hecho no fabrica ni siquiera la mayoría de ellos (IBM, AMD, Motorola, ARM y otro tanto de compañías no son producto de nuestra imaginación colectiva), e Intel cuenta con plantas de fabricación en varios otros lugares del mundo (donde supongo que fabrican chips y no galletas) … ¿entonces como sería posible que el 99% de los chips vengan de Costa Rica? Y mejor aún, ¿cómo llegó semejante tontería a las páginas impresas?
Una explicación simple podría ser que el autor es una persona cuidadosa que sabe de qué está hablando y escribió un dato correcto y por razones de espacio los editores lo convirtieron en un dato incorrecto. Vale, pero entonces el peso de la culpa está en los editores.
Otra explicación es que el autor no tiene idea de lo que habla y efectivamente escribió el disparate… y los editores, ¿bien, gracias? ¿Se escudan detrás del hecho que es un artículo de opinión y por tanto no son responsables del mismo? Puede ser, pero si son responsables de que a los lectores les llegue información, como mínimo, corroborada. Por que sino mañana publican en la misma sección un plan ficticio para colocar una bomba en un edificio público, desatando el pánico entre la población y conduciendo incluso a heridos y muertos, ¿y la culpa de quién es entonces? ¿Del que escribió la tontería o del que la publicó?
Medio de prensa privado. Sí, absolutamente. ¿Irresponsable? Para nada. Hoy es simplemente un disparate fácilmente identificable (quizás hasta orientado a moldear un poquito más la opinión pública en una dirección favorable a ciertos grupos de interés), ¿pero y si mañana es algo con un impacto más claro e immediato en la sociedad?