10-02-2007
Esta es de antología… Rolando Leiva escribe en “Palestra Económica”, una lista de correo electrónico poblada fundamentalmente por (neo)liberales criollos, lo siguiente:
El problema: para que mi sobrina mande un mensaje de texto sin valor alguno a uno de sus amigos, mi empresa pierde competitividad porque las llamadas internacionales eran muy caras y mis cuenta altísima. Si pensamos que hay jóvenes que como no pagan el servicios lo usan en exceso, sobrecargando el sistema, que recibe poco por tarifas bajas, a largo plazo el sistema se cae solo.
Esa discusión ocurre muy a menudo, y recuerdo que ocurría con mucha frecuencia hace ya más de diez años en la UCR cuando toda la universidad tenía un enlace a Internet de la misma velocidad que el que hoy en día puede tener una casa en Costa Rica. Es la discusión de cuales usos de la tecnología son meritorios o dignos, y cuáles no.
Y confieso que en algún momento me apunté a esa escuela de pensamiento, básicamente bajo la premisa de que lo que yo estaba haciendo contruía al progreso de la investigación en la universidad y leer el periódico de Uruguay (casi la única cosa que cierto catedrático de la UCR, hoy a punto de pensionarse, parece saber hacer con la red) no lo hacía.
(Hoy sigo pensando que esa lectura diaria y diligente, que le cuesta al Estado del orden de 6000 colones diarios, solo en término de salario pagado, no contribuye en forma alguna al desarrollo de la investigación, ahí me disculpan)
Pero con el pasar de los años me he dado cuenta que son precisamente esos usos ociosos de la red, de los cuales fui eventualmente también culpable, los que crean una oportunidad para nuevos e importantes desarrollos que, bien que mal, han cambiado la sociedad. Google surgió de allí. La telefonía por Internet surgió de allí. La búsqueda colectiva de secuencias de proteínas utilzando Internet surgió de allí. Las tonterías como MySpace y Hi5 han salido de allí, y han creado la oportunidad para que importantes redes de personas, han salido de allí. Y estos informadores informales (o qué se yo que término nos aplican hoy, ya no me importa) con sus espacios mal llamados blogs también han salido de allí.
Entonces don Rolando, puede ser que Vd crea que su capacidad para consumir se está viendo afectada por la oportunidad que tiene su sobrina para mandar mensajes de texto a colón cincuenta y con ello saturar la red celular, pero lo que Vd posiblemente nunca llegue a comprender es que en esa actividad su sobrina podría estar maquinando el siguiente paso transformador de las comunicaciones interpersonales. Tal vez ella encuentre un problema y busque una solución que cambie otro poquito al mundo. Tal vez. Tal vez no. Tal vez el sobrecalentamiento realmente no está ocurriendo y sea todo paranoia de un grupo de verdes. ¿Pero y si realmente es cierto?