Malentendida neutralidad

12-18-2010

Adriana publicó una opinión interesante en torno al tema de Wikileaks y la “neutralidad” en la red en la revista paquidermo.

Creo que entiendo de dónde viene ella y a dónde quiere llegar, y sin querer menoscabar el fondo del artículo, hay un detalle que realmente me estorba del mismo: llama “neutralidad” a algo que en realidad no lo es.

Por un lado, la idea de “neutralidad en la red” ya tiene endosada una melcocha incomprensible entre lo que los gringos y los europeos entienden bajo ese concepto (que son cosas muy distintas, a pesar de lo que nuestra otra flamante viceministra crea). Realmente no ayuda montarle una tercera noción, que es totalmente ortogonal a las dos primeras. Las palabras importan, y cómo le llamemos a las cosas también importa.

Por otro lado, “neutralidad” implica tres partes: los dos que se dan de golpes y el tercero que dice que no toma partido en el pleito. Los casos que Adriana apunta tiene solo dos partes: el proveedor de servicio y el que lo contrata. Y tal vez por eso me cuesta tanto superar que utilice la palabra. Lessig, en Code, expone brillantemente cómo en Internet quien escribe el código hace las leyes. Una de las expresiones más claras de eso son los términos de servicio, que en escencia establecen una serie de cosas que tienen que suceder para que el cliente pueda seguir utilizando el servicio prestado. Y no hay nadie más, no hay ningún tercero.

Es posible que parezca que sí existe un tercero en tanto en el caso particular de Wikileaks hay un gobierno afectado, y hay una enorme tentación de decir que es ese gobierno quién está ejerciendo presión tras bambalinas sobre el proveedor de servicios, cuando lo cierto es que los proveedores están echando mano de cláusulas en el contrato para cesar el servicio prestado. Eso claro en el caso de Amazon, y tal vez un poco menos en el caso de MasterCard. Y de todas formas uno nunca va a dejar de imaginar que hubo presión y quizás hasta amenazas de parte el gobierno para que tomaran esas acciones, las cuales, al final del día, están cubiertas por la legalidad.

Ya.

Dicho eso, Adriana lleva toda la razón del mundo al señalar que el tema no es de buenos y malos. Las acciones de Wikileaks son legales, e igualmente lo son las de Amazon y MasterCard. Yo puedo expresar mi descontento para con ambas compañías dejando de utilizar sus servicios (vayan, cierren las cuentas, los espero sentado) pero lo que no puedo hacer es ejecutar acciones ilegales en su contra.

El otro punto, que me gustaría ver más desarrollado, es el de los proveedores de servicio de naturaleza no comercial. Me gustaría ver dónde hay uno de estos, pues si existe, él va a tener un proveedor comercial en algún punto de la cadena.

PS: Lo del Wikileaks … ¿legal? ¡Claro! Nuestro caso emblemático, con el que yo estoy absolutamente en desacuerdo, es el de Herrera, quien consiguió que un tribunal lo declarase irresponsable con respecto a la información provista por una fuente. Pero por más en desacuerdo que yo esté, es lo que es legal. En el caso de Wikileaks, una fuente emprendió acciones ilegales para sacar la información del espacio al que estaba conferida, y Wikileaks publicó esa información de manera legal. De esto hay casos similares en cortes de múltiples países del mundo, y en ellos el actor en la posición de Wikileaks ha sido hallado inocente.



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