¿Para qué CAFTA?

09-29-2005

El post anterior dió pie a una discusión bastante polarizada respecto a ¿para qué queremos el CAFTA (¿qué dónde? pues en ese sitio raro que algunos gustosamente llamamos “vida real”). Básicamente, y desde mi punto de vista, el asunto se puede reducir a esto: si aprobamos el CAFTA estaremos mal (entramos en una competencia salvaje con el resto de Centroamérica, además de que estamos reformando un sistema de gobierno “desde afuera”); si no aprobamos el CAFTA estaremos mal también (la compentecia no sería solo salvaje sino también desigual, llevando Costa Rica las de perder).

La primera pregunta que salta es que si no aprobamos el CAFTA, ¿estaremos peor que si lo aprobamos? Yo, desde la perspectiva de alguien que no se gana la vida diciéndole a otros como ganarse la vida, no veo una respuesta clara a eso. La discusión está tan polarizada, que los que dicen que el CAFTA es bueno, aseguran que es lo mejor y los que dicen que es malo, aseguran que es lo peor. En otras palabras, ni los que dicen si nos están diciendo las cosas malas ni los que dicen que no nos están diciendo las cosas buenas. Entre ambos, yo reprocho más la actitud de los primeros que la de los segundos: Hacer conscientemente un mal a alguien es peor que impedirle un bien a otra persona. Encima de eso, las personas en capacidad de decirnos cuáles exactamente serán las cosas malas dentro de las buenas son las que se están quedando calladas (¿para beneficio propio?)

Dentro de toda esa discusión uno puede llegar rápidamente a la siguiente pregunta: si no aprobamos el CAFTA, ¿qué hacemos? Dicho de otra forma: a diferencia de lo que el gobierno está haciendo, las empresas privadas que ya están acá ya están preveiendo qué hacer en caso de que el CAFTA no se apruebe, para cuando llegue el día en que se ratifique o se rechace poner en marcha un plan de acción. Ese plan de acción indiscutiblemente será en la mayoría de los casos irse de Costa Rica (no, Intel no se va a ir de Costa Rica, pero Intel representa una miseria de la fuerza laboral del país, entonces es intrascendente para esta discusión).

Entonces el asunto no se trata, como nos quiere hacer creer “por Costa Rica”, de si perdemos empleos al no aprobar el CAFTA. Se trata de ¿qué hacemos entonces?, ¿para dónde nos llevamos — eventualmente — ese 50% de las exportaciones del país? El problema con el CAFTA es que este gobierno hizo todo en función de “el CAFTA se va a aprobar”, entonces no hay nada planeado en caso de que se de la situación alternativa. En concreto: los productores de flores de Poasito de Alajuela están planeando en términos de “voy a llevar más flores a EE.UU.”, pero no en términos de “debería buscar más socios comerciales en caso de que de prono en EE.UU. prefieran las flores de Guatemala”.

Me rebatieron diciendo que la mejor estrategia de acción ante este escenario es aprobar el CAFTA y comenzar immediatamente a abrir mercados en otras partes, para que cuando los mercados alternativos estén consolidados poder renunciar al CAFTA. Yo digo que eso es peor todavía. Si hacemos eso, ¿qué país del mundo va a querer hacer negocios con Costa Rica al ver tal “estrategia”?



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