Sobre Dan Brown

11-12-2005

En estos días es difícil encontrar a alguien que guste la novela ficción y que no haya leído aún “The da Vinci Code”. Así mismo es difícil encontrar a gente que habiendo leído TdVC no haya tenido al menos la intención de leer “Angels and Demons”, el libro immediatamente anterior con Robert Langdon.

Personalmente, luego de haber leído y escuchado muchos comentarios respecto a TdVC a lo largo de un par de años, un día estaba en la Libería Internacional ojeando qué cosas nuevas en Inglés tenían — suelen traer grandes cantidades de basura de Ann Rice y Star Wars, y casi nada más — y encontré “The da Vinci Code”. Esa era la época en la que “El Código da Vinci” había estado en su lista de “más vendidos” por varias semanas consecutivas (y que ahora parece haber sido substituído por Pablo Cohelo — algún día entenderé el chiste). Me senté un rato a ojear el libro y admito haber quedado intrigado por el “todo lo que se cuenta en este libro es cierto.” Ahora aprendí que ese es el sello de Dan Brown: convencer al lector que todo lo que se narra en las historias es cierto, sin importar si lo es o no.

Luego de terminar TdVC me gustó el personaje de Robert Langdon, xerografía de Indiana Jones pero con menor inclinación por los golpes y la violencia, y a ver que AnD es la novela donde Robert Langdon es presentado al mundo no dudé mucho en comenzar a leer también. Posteriormente me entró curiosidad por conocer más de la narrativa del autor y por eso continué con “Digital Fortress” y “Deception Point”.

Cronológicamente los libros fueron publicados en otro orden: “Digital Fortress” (1998), “Angels and Demons” (2000), “Deception Point” (2001), “The da Vinci Code” (2003). Esa cronología realmente se nota en los libros. DF es, de todos, el más débil. Al igual que los demás, asegura que la tecnología y las ideas vertidas en la novela son ciertas. El argumento se centra en la existencia de un “código irrompible”, es decir, un médoto para codificar información que hace imposible acceder a la misma a menos que se tenga acceso a la “llave”. Imposible, desde el punto de vista criptográfico, quiere decir que aún disponiendo de un tiempo ilimitado para descifrar el mensaje esto no es posible. Todos los métodos critográficos utilizados hoy en día se pueden romper, dada una cantidad infinita de tiempo y por tanto ya por esa premisa del “código irrompible” comenzamos mal. Las descripciones técnicas de los métodos y procedimientos son en general igualmente débiles y el libro contiene muchos errores lógicos y matemáticos. Alguna gente dice que esto no es realmente importante pues es un trabajo de ficción. El problema es que aún siendo ficción, al hacer referencia a elementos no ficticios para sustentarse pero que son mal empleados, se torna muy difícil apreciar las partes ficticias. Es una lástima pues el libro presenta personajes interesantes y fuertes (Susan Fletcher, matemática y criptoanalista, es sin duda uno de los personajes más atractivos que me he encontrado recientemente).

AnD es sin duda una mejoría con respecto al predecesor. Aquí Dan Brown abandona el argumento matemático y se centra en un formato más “histórico”. El género de “historias alternativas” o “historia-ficción” es más manejable para Brown y le permite hacer algo en lo cual si es bueno: personajes fuertes, ficciones convincentes. Utiliza una técnica que estoy seguro que tiene un nombre pero que ignoro: llevar dos, tres o más historias paralelamente y cambiar entre ellas rápidamente mediante la utilización de “capítulos” de tan solo unas pocas páginas. Esto conduce a libros que tienen un centenar de “capítulos”. Personalmente creo que podría abstenerse de numerarlos, pero eso haría imposible la existencia de los textos cifrados al final de DF y DP (si, esto es una pista :-). Aún en TdVC a Brown le queda todavía algo que pulir en la técnica. Mi punto de comparación es por supuesto Terry Pratchett, que es simplemente un maestro de la misma. Pratchett es capaz de contar tres historias paralelamente y mantener al lector interesado en las tres. Con Brown me pasa a menudo que salto capítulos tan solo para saber qué pasa en una línea narrativa particular mientras ignoro las demás. Por supuesto vuelvo y leo el resto, pero me falta un aliciente fuerte para “seguir por donde él me lleva.” AnD tiene a su haber el aspecto positivo de que — al menos al inicio — sataniza a la Iglesia Católica (algo que repite en TdVC) y lo hace muy bien. Pero en el contexto de los cuatro libros puede uno comenzar a identificar una fórmula: el “malo” siempre es el mismo, una figura en un puesto de poder, sobre la cual se deposita confianza. En los primeros tres libros la figura del “malo” aparece muy al inicio en la novela, mientras que en TdVC se posterga un poco — lo cual tal vez es intencional, precisamente para evadir la fórmula.

DP es mejor que DF pero no mejor que AnD. Se mantiene más alejado del techno-thriller estricto e incursiona en una versión más suave del mismo: astrofísica, biología, geología, contrainteligencia, política. A diferencia de otros autores Brown logra articular un final muy interesante y trepidante sobre una novela relativamente lenta. Me parece que en TdVC intentó construir sobre eso, pero para mi gusto no funcionó bien: resultó en una novela que en muchas ocasiones se torna innecesariamente reiterativa (¡sí, ya entendí que la Mona Lisa es la pista, maldición!). Mientas que el final de DP es predecible unas diez páginas antes de que ocurra, el de TdVC lo es unas cien páginas antes. En DP otra vez recurre al personaje femenino emocionalmente fuerte e inteligente (Rachel Sexton, criptoanalista), lo cual de otorga un atractivo particular a la novela.

En ese sentido creo que ha habido una evolución positiva. Dan Brown ha pulido su narrativa y ha mejorado su capacidad para convencer. Entretiene en tanto provoca la pregunta “¿es eso realmente cierto?” múltiples veces, pero no requiere que el lector encuentre una respuesta. En suma: los hay mejores, pero es recomendable.



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