11-07-2005
Hoy hice pizza al mediodía y pensé que sería bueno agregar otra receta más para pasta al imaginario colectivo, pues de esta cosa tan simple deben de haber unas mil variantes. Esta es la mía:
- 200 g de harina (personalmente la prefiero sin cernir)
- 1⁄2 cucharadita de sal
- 1⁄8 l de agua tibia
- 1 cucharadita de levadura en polvo
- 1 cucharada de aceite (preferiblemente de oliva)
- 1 cucharada de miel (mientras más oscura mejor)
Del agua tomar cuatro cucharadas y con ellas disolver la levadura. Dejarla reposar un momento para que se active. Colocar la harina en un recipiente ancho y bajo (una ensaladera o similar), hacer un hueco en el centro, agregar la levadura y mezclar con un poco de harina. Dejar que crezca durante unos 15 a 20 minutos. Agregar la sal, el aceite, la miel y el agua, mezclar bien todo y amasar hasta que la pasta esté suave, elástica y sin grumos. Dejar que crezca de 45 a 90 minutos (depende más que todo de la temperatura ambiente, debe duplicar su volumen). Extender la pasta y extenderla sobre las manos (¡no sobre una mesa!) hasta tener un “disco” de más o menos 20-30 cm de diámetro. Continuar extendiendo con la ayuda de un uslero sobre una superficie enharinada y plana. De esta cantidad de pasta debe resultar una base para pizza de 40 a 50 cm de diámetro. Colocar y extender aceite sobre un molde y colocar la pasta allí. En los bordes debe quedar un exceso de pasta pues al hornear esta se encoge un poco.
Nótese que esta es una pasta con levadura y por tanto va a producir una pasta esponjosa, suave y gruesa. Esta receta se puede utilizar de igual forma para hacer panecitos de pasta de pizza.