12-19-2005
Un día de estos los caminos me llevaron hasta Nicoya — la península, pero lastimosamente no la cuidad. Ya de regreso venía confiado en la información que tenía anotada que el ferry de Paquera salía a las 11:45 am, la cual también establecía que Naviera Tambor no hace viajes sino entre lunes y miércoles. En razón de un mal cálculo (quería realizar un visita rápida a Curú que no resultó) en lugar de llegar a la fila a las 11 am, llegué a las 10 am…
Sorpresa: el ferry sale a las 10:30 am, lo cual explicó con creces a los dos maniáticos que me rayaron a 80 km/h en una calle en la cual 40 ya bordean “velocidad temeraria.” “No hay problema, la fila aún es corta” pienso. Como el ferry aún no llegaba, lo cual es una precondición para que la boletería proceda con la venta de tiquetes, procurome una copia del “Al Día” para matar el rato. De pronto veo que el chofer del auto tres frente al mío viene campante y sonante con tiquetes en mano. Salgo, le pregunto si la boletería ya abrió y me contesta que efectivamente ese era el caso. Camino hasta la misma, donde gracias a la llegada del bus Montezuma-San José de pronto habían unas 40 personas comprando tiquetes y allí constato que hay dos ventanillas (una para vehículos y otra para pasajeros) pero solo una esta abierta. En mi retrógrada mente eso quiere decir que solo hay una fila. En la infalible y lógica mente de la gente a cargo de esta operación eso quiere decir que hay dos filas que confluyen a la misma ventanilla. Le pregunto al dependiente en la misma si hay una o dos filas y masculla algo inintelegible como respuesta. Por sabrá el diablo que motivos concluyo que lo que me respondió fue “solo una”. Luego de un rato constato que esta opinión no es compartida por mis cofiliarios y posteriormente al desorden derivado de ese hecho logro llegar a la ventanilla donde el supradicho demanda que le presente “el tiquete”.
¿Cuál tiquete?
El tiquete que le dieron en la fila de los carros
No me dieron nada, no había nadie repartiendo tiquetes
Claro, el muchacho acaba de pasar repartiéndolos
Yo “acabo” de estar haciendo fila acá…
¿Me va a vender el tiquete o no? Tengo el carro en la fila desde
las 10 am y como Vd. probablemente puede ver ya están comenzando a
abordar el ferry
Sin tiquete no le puedo vender nada
Le estoy diciendo que no me dieron ningún tiquete
Entonces tiene que ir a conseguir uno, y ahora quítese porque me
está atrazando la fila
Cuento largo hecho corto: luego de una discusión con “el muchacho” terminé con tiquete en mano, corriendo a la boletería, adquiriendo los boletos, y entrando en el último espacio disponible en el ferry. El espacio anterior a ese lo ocupó una familia extranjera que estaba aún más confundida que yo respecto a la razón por la cual no le querían vender un boleto.
La parte irritante de la historia, y que hará que pierda tiempo en el MOPT, la Defensoría del Consumidor y el ICT, es que esta información respecto al proceso de venta de los boletos no está consignada en ninguna parte claramente visible. De hecho sospecho que el único lugar donde se encuentra es en las cabezas de los empleados de Naviera Tambor. Admito que el procedimiento tiene algo de lógica, igual como algo de lógica tendría que vendan los boletos en la fila de carros, o a la entrada del ferry, o por teléfono el día anterior. Que todas esas cosas tengan “algo de lógica” no quiere sin embargo decir que yo voy a escoger una al azar y determinar que esa es la que se usa.
Estas cosas son patológicas en Costa Rica: hay que saber que si uno viene de San Ramón hacia Heredia en el Aeropuerto Juan Santamaría hay que cambiar al carril de la izquierda en determinado sitio, seguir por ahí, cambiar rápidamente al carril de la izquierda en la primera oportunidad y cambiar más rápidamente al carril de más a la izquierda 25 metros después, pues un fallo en cualquiera de estas maniobras lo pone a uno en curso hacia San José, o peor, en curso de colisión con alguien que si quiere ir a San José; o viajando de Curridabat hacia Cartago hay que tomar el carril del centro, porque el de la derecha va para no-sé-dónde y el de la izquierda para Tres Ríos, y toda la señalización que indica esto está después del sitio donde hay que hacer la maniobra; o que en una eficiente compañía privada en San José es necesario hacer la fila B primero y luego la A, pues lo inverso implica que uno no tendrá el papel C en la mano cuando llegue a A; el caso extremo es quizás el hecho generalizado de que las intersecciones no indican a donde lleva cuál dirección, o lo que es peor, las rutas en las cuales hay que tomar una calle, avanzar dos cuadras, doblar a la izquierda, una cuadra, a la derecha, tres cuadras y otra vez a la izquierda y la única señalización que hay es cuatro cuadras antes del primer giro que dice que el destino buscado es “siguiendo recto”.
En otras palabras: todas estas son cosas que los usuarios regulares de estos servicios “ya saben” y por tanto hacen automáticamente de esa forma, pero los usuarios ocasionales (los que no vivimos ahí, los que no pasamos todos los días por ahí, los turistas, …) simplemente no tienen manera de adivinar.