04-28-2006
Hoy fue la celebración oficial del quinto aniversario del programa Desayunos de Radio Universidad.
Quien se sabe bueno en lo que hace tiene derecho a gritarlo a los cuatro vientos, y eso es exactamente lo que el programa está haciendo en forma de una serie de cuñas publicitarias en ocasión del quinto aniversario. Escuché solo dos, pero supongo que, de haber más y ojalá sea ese el caso, todas tendrán el mismo formato: recordar una noticia o evento del pasado en forma neutral, sin expresar opinión, por ejemplo la apertura de este instituto de epidemiología en Guanacaste que hizo creer que tenía algún aval de la caja, seguido de un extracto del programa correspondiente con la opinión de algún involucrado o experto en el tema, y finalizando con una frase que va algo así como “Desayunos de Radio Universidad, la opinión más informada”. Y es que eso es exactamente lo que Desayunos es: un programa de opinión que no tiene miedo de admitir que tiene efectivamente una opinión respecto a los temas que trata.
Contrástese esto con los programas de opinión de Monumental o Radio Nacional, donde se insiste una y otra vez que son “neutrales”, que ellos no tienen una opinión, que “solo” realizan entrevistas. ¡Por supuesto que tienen opinión! ¡Son personas! Y por supuesto que la dejan ver en sus programas, nada más no admiten que es así.
El tico tiene un problema serio con eso de expresar y defender una opinión. Lo entiende en general como una falta de respeto, y de hecho uno llega a caer mal cuando lo hace. La palabra crítica es en esta sociedad una grosería, al extremo que hay que disculparse de antemano cada vez que se va a expresar una una. Se cae en eso de “esto no es una crítica, solo una opinión.”
¡Nada es solo una opinión! Las opiniones no son humildes.
Esto llama mucho la atención de quienes nos visitan de afuera. Hay que explicarles que esa es una deformación que viene desde tiempos coloniales, donde la Independecia no nos la ganamos sino que nos llegó, y aún así tuvimos el descaro de sentarnos y decir que esperaríamos a que se “aclaren los nublados del día” en torno al tema. ¿Cuáles nublados? Para cuando nos llegó la noticia había pasado casi un mes de haberse firmado aquel 15 de setiembre de 1821. En ese periodo de tiempo en otros países centroamericanos se había desatado una guerra en torno al tema de qué hacer: formar una Federación Centroamericana, anexarse a México o tomar otro rumbo. Los costarricenses de la época tuvieron su pleito local al respecto, pero decirle pleito hace que suene importante, fue más bien algo como una gresca de cantina que no alcanzó a durar una hora. Fue de esa forma que se conjuró la verdadera maldición que pesa sobre Costa Rica: “esperemos a que se aclaren los nublados del día.”
Es en ese contexto que Desayunos es una bocanada de aire fresco. Cinco días, cinco equipos diferentes, cinco líneas ideológicas diferentes. Uno de los equipos es pausado, tímido, respetuoso a la tica. Otro es irreverente, inquisitivo, directo y en ocasiones hasta ácido. Otro más es un par que hasta dispar parece: dos economistas con visiones diferentes, uno cree que la sociedad no será mejor que la gente que la compone, el otro le pone velas al liberalismo económico. Pero todos críticos, yendo al fondo de las cosas y no quedándose en medias aguas.
Con todo lo que pueda discrepar con Constantino Urcuyo por las actitudes un poco alienantes y quizás hasta de censura que a veces toma, o todo lo que difiera de las opiniones de Carlos Vargas Pagán, les respeto a ellos y todos los del equipo que saben decir “en eso Vd. está equivocado.”
¡Feliz cumpleaños!