08-30-2006
Bueno, ya pasaron los cabalísticos 100 días y ya me indicaron que pertenezco al grupo de personas que “no quiere ver” todo lo magnánima que ha sido la segunda administración de Arias.
A ver… hay que recordar primero que Arias & Arias tenían esta fijación con el número 1000: mil cabezas pensantes habían producido mil decretos para ser firmados el mismo 8 de mayo. Aparentemente no les alcanzó el día para los mil, pues ningna Gaceta de esa semana tuvo las 200 páginas necesarias para publicar ese número de decretos. De hecho, si uno se fija en el consecutivo de los decretos, podría uno pensar que el 8 de mayo a la fecha se han publicado del orden de 200 decretos ejecutivos.
Bueno, digamos que le entendí mal al primer ministro cuando era candidato y que los mil decretos no eran para publicarse todos en un solo día.
Luego está el tema de los varios miles de bonos de asistencia para que los estudiantes que provienen de familias de escasos recursos puedan mantenerse en el colegio (idea aplaudible) para los que nunca se ha explicado claramente de dónde sale el dinero… tal vez de todas esas “cajas chicas” que mágicamente aparecieron luego de que Pacheco se bajara del tren, o alternativamente del 33% de ingresos por impuesto único a los combustibles que se supone que se debe convertir en asfalto o cemento (según con quién se tenga deuda política) pero que visiblemente no da ni para uno ni para el otro.
Hoy, tres meses después, se entregaron 20 de los bonos.
Tal vez lo que no estoy viendo es lo grandioso de la reforma a la ley de concesión de obra pública, que Merino del Río pidió en el plenario que fuera enviada a consulta a diversos organismos y que la fracción oficialista con sus colegas de votos (porque alianzas ideológicas no hay ninguna, no) consideró innecesario y “una pérdida de tiempo”.
La Sala IV declaró el procedimiento nulo por cuanto no se envió la reforma a consulta a los diversos organismos afectados, como indica la constitución.
O tal vez no entiendo que el procedimiento expedito de aprobación de leyes de Mayi Antillón y compañía es lo que este país necesita, en lugar de perder tiempo en una tontería como lo puede ser discutir las leyes que se desea aprobar. O el procedimiento completamente comprensible para asignación de tiempo que emplea Jeannina del Veccio en la Comisión de Asuntos Internacionales — que el ministro chocolatero tanto aplaude — mediante el cual se debe exponer un tema complejo en … ¿3 minutos?
La Sala IV seguramente tendrá una opinión al respecto.
O quizás no entiendo las palabras de un excelentísimo señor diputado al alegar en el Plentario que ellos son los únicos que se pueden pronunciar sobre un tema como lo puede ser el CAFTA y que los sindicatos pueden hacernos el favor de meterse en una cajita de zapatos y guardarse porque nada les toca decir en el tema…
No, si pensándolo bien estos cien días han sido de película… ¿qué digo de película? ¡de documental!