09-20-2006
Cerca del gobierno actual hay más de una persona bastante proclive a utilizar adjetivos floridos para denotar las ideas de otros con respecto a grupos étnicos o sociales particulares — antisemita es todo aquel que no esté de acuerdo con la carnicería reciente de casi un millón de personas ejecutada con precisión aterrorizante por el gobierno de Israel — pero digamos que tienen sus motivos y sus convicciones…
Pero cuando uno recuerda que, al menos en el papel, los diputados nos representan resulta difícil de creer que salgan con las afirmaciones completamente xenofóbicas que externaron hoy en el plenario. Hoy pasó por desgracia en primer debate una ley que busca permitir el uso de agujas en calles residenciales ciegas (como si la auscencia de ley detuviese su uso actual en lo más mínimo). La votación fue unánime y expedita, más el razonamiento del voto por parte de múltiples diputados no se hizo esperar. De acuerdo con los padres de la patria que se preocuparon en documentar “la intención del legislador” las agujas no son la mejor solución de la que disponemos pero hay que hacer algo frente a los nicaragüenses, colombianos y otros sudamericanos que hacen inseguras las calles.
No es exageración. Un diputado usó esas palabras casi textuales para explicar por qué votó a favor el proyecto de ley. Otra se dejó con una historia rompecorazones de como en su barrio recientemente extranjeros encerraron a una vecina con sus hijas en su propia casa (para el que anda desintonizado de la novela rosa de las 7 pm, el “barrio” está en Escazú) y como las agujas son de las pocas soluciones practicables. Otro más mencionó la corrupción de nuestros niños por parte de personas de mala reputación…
¿Resuelven las agujas algo? No. Lo que crean son empleos para matones trogloditas que parecen creer que ggggrrr mmmhhm ssspppff tiene algo que ver con el idioma Español y que una vez que han “pronunciado” esas palabras parecen esperar que uno o se identifique, o les diga que pretende en la zona de exclusión detrás de la aguja o de media vuelta y se vaya.
Instalar agujas en el mejor caso saca los asaltos violentos de las casas y los pone en media calle. Y una vez allí, ¿qué? ¿volvemos la cara y cerramos los ojos? ¡Vaya padrecitos los que tiene la Patria!