12-20-2006
Es suficientemente malo que el presidente de la República tenga un sobresueldo por dedicación exclusiva, pero ahora si se llevó el premio.
¿Cómo exactamente hace un presidente para no dedicarse exclusivamente a ser presidente? ¿tiene sentido otorgarle la dedicación exclusiva por hacer su trabajo exactamente en la forma que se supone que debe hacerlo? ¿no era ese el reclamo que se le hizo a los empleados del AYA, ICE, CNFL, JAPDEVA y otros tantos?
El tema resurgió recientemente pues don Óscar en una actividad en una escuela por alguna razón sacó a relucir que el sobresueldo lo está donando a alguna institución de acción social y que lo ha hecho de esa forma desde que comenzó su mandato. Los liberacionistas aplauden esto hasta con las nalgas pues dicen que es un acto de desprendimiento y altruísmo de parte del señor presidente.
¡Pamplinas!
Es parte del marketing de este gobierno que parece creer que todo es un producto para vender, clientelismo político de la peor especie. Si la intención fuese realmente la de ayudar a alguna institución, entonces comienza por renunciar a la dedicación exclusiva (que pidió, porque así funciona el servicio civil, esto no es un beneficio automático, se tiene que pedir) y asignar los fondos disponibles al programa adecuado. Pedir la dedicación exclusiva y “donarla” a una institución es puro teatro.
Pero no contento con eso, ahora resulta que don Óscar va a donar su salario completo a algún programa de la misma clase.
Como de algo tiene que vivir, lo primero que uno se pregunta es que si tiene ingresos adicionales, presuntamente devengados de alguna clase de trabajo, ¿qué pasó con la dedicación exclusiva?
Luego, dado que tiene que vivir de algo y este algo evidentemente no es su “trabajo” como presidente, ¿exactamente de dónde está sacando sus ingresos? Porque si uno se fija en su declaración jurada para las pasadas elecciones, don Óscar no tenía ingresos más allá de dividendos por participación en una sociedad anónima, y dichos dividendos tampoco estaban en blanco y negro, es decir, antes de ser presidente vivía del aire.
¿Vive de los intereses del premio nóbel de hace 20 años? ¿o tal vez de su cartera de gastos confidenciales? ¿o de los honorarios que cobra por ir a hablar en conferencias?
Al final del día esto no es más que una manera de darle presupuesto a una institución (estamos hablando de varios millones por mes) sin tener que incluirlo en el presupuesto nacional. Menos problemático, más rápido, más acorde con su personalidad “impaciente” como él mismo se ha descrito en múltiples ocasiones. ¿Para que queremos leyes sino para ignorarlas, verdad?