10-24-2007
Todos los días poco antes de las 7:00 am me toca doblar a la izquierda en intersección particularmente congestionada. La calle de la que vengo tiene un carril hacia el este y un carril hacia el oeste. La calle hacia la que voy tiene dos carriles hacia el norte y dos hacia el sur. La congestión ocurre en el carril este-oeste, es decir, el que tengo que atravezar. Hace como dos meses el magnánimo MOPT decidió arrancar de la calle un muerto veinticinco metros antes de la intersección, el cual hacía que la intersección como tal estuviese un poco más despejada, pero dejó uno que está veinticinco metros después de la misma. Resultado: cuatro o cinco carros casi inmóviles sobre la intersección.
Como la alternativa es seguir por cuatrocientos metros a una intersección que es todavía peor, mi actuar es simple: llego al punto en cuestión, me detengo totalmente, pongo el señalizador a la izquierda y espero que alguien decida darme campo para poder pasar. No incurro en el ritual local de cambio de luces, ni le atraviezo el carro a nadie bajo el lema de paso porque paso
, ni ninguna de esas cosas. Cuando alguien me da campo, se lo agradezco con una sonrisa, un ademán y paso. Hay días en los que esta maniobra requiere de cinco segundos de espera y hay días en los que no hay forma.
Pero he observado una cosa consistente: si la persona que viene manejando el vehículo que podría dejarme pasar en el momento que me detengo resulta ser una mujer, esta se pone visiblemente molesta y tensa, pega el bumper de su vehículo al del frente tanto como le resulte posible, y no cede un milímetro hasta tanto no esté segura que no existe manera físicamente posible de que yo pase por el frente de su vehículo. Al principio pensaba que eran ideas mías, pero ya llevo al menos catorce incidentes de esta naturaleza. No digo que no hayan brutos en BMW que no hagan lo mismo, es solo que no lo hacen con ese odio tan marcado en los ojos y me parece que tampoco con tanta frecuencia. Lo digo de otra forma: es usual que sea un hombre el que me cede el espacio y es extraordinario que lo haga una mujer
¿Qué estoy haciendo mal? ¿Pagando por los platos que otros rompieron?