05-25-2010
El tema por estos días es el aumento, perdón, reajuste, de sueldo que se quieren otorgar algunos diputados. Yo no sé si es o no es justo, pues hay una pública y escandalosa falta de un estudio técnico que indique que es necesario relaizar el ajuste, y la única cosa que se le asemeja es el lloriqueo ese de “es que la contralora gana más que nosotros.” Sin embargo, lo que sí sé es que ciertos medios, con tendencias editoriales no declaradas pero sí muy claras, han criticado mucho la medida, pero han omitido galantemente contar toda la historia.
Por ejemplo, no dicen que los libertarios están siendo totalmente incongruentes: dicen que se debe recortar el gasto estatal, pero no tienen mayor reparo en incrementar el presupuesto nacional en casi siete mil millones de colones durante los próximos cuatro años (y esto sin tomar en cuenta algo más de 20 mil millones de colones extra que se requieren para hacerle frente al aumento colateral de las pensiones de exdiputados y expresidentes de la República).
También omiten resaltar demasiado que los diputados que están presentando más oposición son en primer lugar del Frente Amplio y luego de Acción Ciudadana. Omiten cualquier mención a los argumentos que José María Villalta ha presentado contra la medida, por ejemplo, que antes de aumentar, perdón, reajustar, salarios que ya de por sí son de los más altos del sector público, deberían estar pensando en leyes para que se haga cumplir el pago del salario mínimo, que beneficiaría a más de medio millón de costarricenses, como lo indicó el Estado de la Nación en el informe del 2009.
Y omitirán también mencionar, aunque sea por pura chota bajo el disfraz de Tía Zelmira, que el presidente del congreso no puede hacer una simple división: los generosos cinco minutos que tienen los diputados para hablar a favor o en contra de las mociones presentadas al proyecto es necesario dividirlos entre el número de ellos que deseen expresarse en uno u otro sentido. Si es uno, le tocan los cinco minutos completos. Si son dos, a cada uno le tocan dos minutos y medio. De acuerdo a Villanueva, si son tres diputados, a cada uno le toca “un minuto con sesenta y siete segundos”. ¿No puede efectuar una división de cuarto grado de escuela, y aún así quiere un aumento, perdón, ajuste, en su salario? Alguien le sopló que había metido la pata y corrigió “un minuto con treinta y seis segundos y resto, entonces que sea un minuto con treinta y siete segundos”. Fue hasta el tercer intento que logró dar con la respuesta correcta: 300 segundos entre tres diputados da 100 segundos para cada diputado, es decir un minuto y cuarenta segundos.
Menos mención recibe el procedimiento ridículo usado para pasar la ley, pues como dice José María, saben que esto es solo un tanteo para ver como resulta, y que la verdadera aplicación del deplorable método apresurado para aprobar leyes se verá cuando le llegue el turno a la privatización de la generación eléctrica.
Tampoco hablarán mucho de la falta de malicia de Acción Cuidadana, que parece que no logra entender que utilizar los cinco minutos para hablar a favor de una moción es mejor que reducirse a minuto cuarenta segundos para hablar en contra de una moción, cuando no hablan ni a favor ni en contra, sino que se dedican a reclamar por el procedimiento. Deberían darse cuenta que Villanueva es un blandengue que deja que todos le pasen por encima hoy sí y mañana también, y que si no los detiene por salirse del tema cuando supuestamente están hablando en contra, tampoco los va a detener cuando se salgan del tema hablando a favor. O alternativamente: que entiendan que hablar a favor de una moción no quiere decir que estan a favor del proyecto, sobre todo cuando la mentada moción busca meter intencionalmente vicios de inconstitucionalidad en el proyecto, o cuando busca crear los espacios para que salga más caro el caldo que las albóndigas.
No, esos medios se van a rasgar las vestiduras, diciendo que es “una vergüenza”, “un descaro” y “un abuso”, van a posar para la foto, para que quede en actas que estaban en contra del aumento, perdón, reajuste, y luego cuando uno de esos mismos diputados les tire un hueso, van a a menear la cola.