El otro 11

09-12-2011

Sole, que escribe mejor que yo y cuenta las cosas mejor que yo, nos recuerda el día que las cosas cambiaron violentamente de rumbo y se encaminaron en la misma dirección que va Costa Rica hoy en día. Chile iba para el otro lado porque la gente así lo quería, pero una pelota de neuróticos con armas y dinero, obsesionados con la cantidad de ceros en sus múltiples cuentas de banco, decidió que era otra de parar ese tren, hacerlo caminar en la dirección opuesta, y tirar tanto carbón en la locomotora como fuese inhumanamente posible. Costa Rica va a haciendo lo mismo, pero en lugar de locomotora lo que ha tenido en los últimos 30 años ha sido buey tras buey tras buey que tira, pues, a la velocidad que puede y no a la que quiere. Aunque luego de 30 años de tirar y tirar bastante lejos que ha llegado.

Irónicamente este año me tocó vivir más de cerca el otro 11 de setiembre, el de los Estados Unidos. En la tele ha sido un día extraño: recuerdos y entrevistas interminables, uno tras otro tras otro, paradójicamente bajo el lema de que, si tan solo el lenguaje les diera para eso, el olvido está lleno de memoria. Hablan como si un gobierno extranjero, totalmente ajeno a sus ciudadanos, a sus intereses, a sus sueños y a sus esperanzas, hubiese venido y les hubiese arrancado algo, cuando el efecto más notorio en realidad lo hemos vivido los que estamos fuera, los que hemos pasar por cantidades aparentemente interminables de controles y revisiones, de las que ni siquiera bromas podemos hacer, sopena de castigos pétreamente aplicados pero nunca comunicados, porque un gobierno que no es el nuestro le dice al que si nos pertenece que ó se une al programa ó le apretamos otro poco más la cadena.

Es extraño ver como tantísima gente conecta tan empáticamente con los supervivientes de las 3000 personas que perdieron la vida en el atentado, pero no pueden hacer ni la décima parte de eso ni por los supervivientes ni por los desplazados en Chile, que en total son al menos cien veces más. Es como si lo que pasó en el sur hace 37 años fuese poca cosa, parte del paisaje, pero lo que pasó en el norte hace diez sí es digno de atención, hasta apocalíptico.



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