06-02-2012
Se está cayendo:
Nosotros no somos como los Orozco,
yo los conozco, son ocho los monos:
Pocho, Toto, Cholo, Tom,
Moncho, Rodolfo, Otto, Pololo.
Yo pongo los votos sólo por Rodolfo,
los otros son locos, yo los conozco, no los soporto.
Stop. Stop.
Puedo entender por qué la gente está tan molesta con el hecho que Justo Orozco sea el presidente de la comisión de Derechos Humanos de la Asamblea Legislativa: si el tipo obviamente no tiene ninguna idea del tema, no hay ninguna razón para que esté presidiendo un grupo que realiza recomendaciones sobre la legislación al respecto. Puedo entender que quieran que salga (#fuerajustoorozco), aunque no estoy seguro de entender de dónde quieren que salga: ¿de la presidencia? ¿de la comisión? ¿de la Asamblea?
Hay una cosa que me parece que la gente indignada por el asunto no entiende o no prefiere no entender: Justo Orozco está haciendo exactamente lo se que supone que debe hacer, para esto exactamente lo pusieron ahí todas las personas que votaron por él. Lo aberrante no es que Justo Orozco sea presidente de la comisión de Derechos Humanos. Lo aberrante es que existan personas en Costa Rica que votaron por él.
El segundo detalle que parecen no querer entender es que Justo Orozco no fué y se puso en la presidencia él solito, lo pusieron los votos de otros cuatro diputados, que no están ahí por un partido evangélico, sino por Liberación Nacional y el Movimiento Libertario. Quien levante bandera a favor de esos partidos está levantando bandera a favor de que Justo Orozco presida la comisión de Derechos Humanos, porque cuando se cargan muertos, se cargan todos los muertos, no solo los que nos caen bien. Si van a pedir que salga Justo Orozco, lo correcto es que pidan que salgan también Óscar Alfaro, Luis Antonio Aiza, Jorge Angulo y Damaris Quintana. Puede ser que las animaladas salgan de la boca de Orozco, pero el apoyo viene de estos partidos y estos figurones.
Aparte de todo eso, también no se puede dejar de lado otra cosa: Orozco no está solo y tampoco es tonto. Sabía la que se le venía, y aún así aceptó poner el cuello. Orozco quería la presidencia de DD.HH. y se la dieron. “¿Qué entregó a cambio?” es lo que debería estar gritando la gente en la barra de la comisión.
yo los conozco, son ocho los monos