02-18-2013
Y, bueno, cualquiera podría habérmelo dicho sin pagar el precio de la entrada, pero resulta que una segunda computadora con Ubuntu necesitaba ser actualizada, en las mismas condiciones que la otra.
Y no le tengo que contar a nadie que los problemas que tuve fueron los mismos que con la primera… multiplicados por dos. Lo que el otro día duró poco más de tres horas, hoy duró poco más de seis. Como ya sabía que las actualizaciones usando un medio físico no son fáciles, ni siquiera lo intenté y fuí directamente a la opción de bajar las cosas de Internet. Excepto que si no existe una constelación muy particular de opciones habilitadas y deshabilitadas en “update-manager”, “do-release-upgrade” no hace nada.
Inocentemente pensé que ese sería el último problema del día. Ni idea tenía la que me esperaba. Parece que por hablar mal de la distribución, Ubuntu volvió con venganza en las manos. Básicamente, luego de media tarde, al reiniciar el sistema para verificar que las cosas estuviesen funcionando, la pantalla de ingreso aparece, introduzco usuario y password, y … nada. Pantalla en negro. Si al menos fuese que no había señal eso sería algo, pero no, era simplemente una pantalla operando en negro. Con un puntero en alguna parte.
Revisando, la parte de la interfase gráfica responsable de poner más cosas en la pantalla estaba dando un error de segmentación. Buscando en Internet, esto parece haber sido un error común hace diez meses, cuando la versión 12.04 apareció publicada por primera vez. Buscando más, los reportes respecto al problema aparecen marcados como “inválidos” (no, no quiero saber cuál es la definición torcida de “inválido” que utiliza Ubuntu). Revisando con más cuidado, el proceso de instalación decidió cambiar el driver de video que estaba usando antes de la instalación por otro, supuestamente mejor, además de privativo. Al intentar instalar el driver anterior, que todavía es parte de la distribución, no se puede instalar.
La parte más entretenida de todo es que la solución recomendada, muy al estilo de Microsoft, es actualizar a la versión más reciente de todo. En otras palabras, agregar los paquetes que hacen que “LTS” sea “LT”. Y acá tengo un dilema curioso: la razón para querer usar LTS es básicamente esa, que es “LTS”. Sin embargo no quiero la actualización constante del paquete de la semana. Para poner las cosas en perspectiva, luego de finalizar la actualización, pero antes de resolver los problemas, la máquina tenía instalados por ahí de 1900 paquetes. Luego de actualizar a lo que en principio sería el “estado actual de 12.04″, habían instalados más de 2000. ¿Cómo es que una actualización de “soporte” agrega más de cien paquetes?
La cereza del pastel es que luego de la actualización, el sistema aún no funcionaba, pero al menos ya era posible instalar el driver que estaba funcionando varias horas antes. Y eso resolvió el problema.
Revisando con más cuidado noté un detalle: los paquetes que estaban involucrados en el problema habían sido todos publicados unos días antes de la salida oficial de la versión en cuestión. Lo cual en el fondo me hace pensar que esto no es más que vicio del proceso de LTS. Leo apuntaba muy amablemente hacia las buenas ideas que tienen en la compañía para realizar en un futuro pruebas de las cosas que publican (y no, no voy a dignificar la situación diciendo “más pruebas”). Lo cual está muy lindo, pero no cambia en nada el hecho que todo esto pareciera ser la manifestación de un problema común en lo que se supone que son otros entornos de desarrollo de software: como tenemos oportunidad de hacerlo luego (LTS), esto lo vamos a ignorar a fin de poder cumplir con el cronograma.