06-22-2013
Aunque parezca solo un sueño, el gobierno de Laura Chinchilla ya casi se acaba. En lo poco que le queda todavía tiene tiempo para meter más la pata, pero ya casi.
¡Pero cuidado! ¡No vaya a ser que de la pura contentera nos caigamos de la sartén al fuego!
A como pinta la cosa, quien realistamente tiene posibilidades de ganar la próxima elección es Johnny Araya. Si sus veinte años de alcalde de San José son indicio de algo, vamos por rumbo seguro a perder cuatro años más, y posiblemente saldremos con la billetera más flaca.
En este momento, la única forma para que Johnny Araya no gane la elección es que obtenga mayoría, pero no logre sacar el 40% de los votos que requiere la constitución, y que además pierda en segunda vuelta.
Que no saque el 40% necesario se logra juntando dos cosas: primero, que menos gente vote por él, o lo que es lo mismo, pero no es igual, que menos gente vote por Liberación Nacional; segundo, que más gente vote y que vote por cualquier otro candidato.
Que menos gente vote por él se logra solo con trabajo de hormiguita, señalando las mentiras de su campaña y los problemas de su gobierno. Pero ojo, ¡no se logra diciendo que el gobierno de Laura Chinchilla ha sido malo! Hay estudios por todo el mundo que indican que el candidato del partido en el poder se ve muy poco afectado por las críticas al gobierno saliente, ¡y en algunos casos hasta le ayudan!
Que más gente vote es también trabajo de hormiguita, pues hay que comenzar por luchar en contra de la idea entronizada de “todos son lo mismo.” Sí, es posible que los que postulan su nombre para el próximo gobierno compartan muchos defectos, pero no es cierto que de exactamente igual quién llegue a la presidencia. Basta con ver dónde fuimos a dar con este gobierno.
Si logramos llegar a la segunda vuelta, esa es la mitad del camino para que Araya no quede presidente. Pero primero tenemos que llegar ahí, y no es demasiado temprano para comenzar a trabajar en eso, así que ¡póngale! ¡comience con el trabajo de hormiguita!