12-09-2015
Querido BAC:
“Querido” en este caso sigue siendo un recurso retórico. Ustedes no son queridos por mi persona, todo lo contrario.
Para que lo entiendan: ustedes como banco siguen apestando.
Ayer, en mi terquedad, tuitié esto:
@SomosBac "Valores como los tuyos" ¡Ja!
Un mes después el problema existe exactamente en la misma forma. El "área encargada" no hizo nada.
— Marcelo (@Magallonico) diciembre 8, 2015
porque el problema del que hablaba hace un mes, el problema que la persona o personas escondidas detras de @SomosBac dijeron que escalarían al “área encargada”, sigue estando ahí.
¿Es totalmente ingenuo de mi parte creer que un banco va a tomar seriamente un reporte de fallos de un cliente? Aparentemente la respuesta es que sí, lo es.
Acá @SomosBac va a tirar una pataleta y hacer un berrinche y me va a decir que yo no estoy cooperando, que ellos me han pedido repetidamente que me comunique con ellos de forma privada para ver los detalles del problema y que yo, dentro de toda mi irrazonabilidad, me niego a hacer tal cosa.
Sí, eso es cierto.
¿Por qué?
Porque son ellos los que escogieron crear una cuenta en Twitter. Ellos fueron los que decidieron que es una buena idea instalarse con un banquito en medio de un parque para que clientes y ajenos por igual vayan a gritarles sus problemas. Ellos de alguna forma pretenden que luego de esos gritos iniciales nos busquemos un arbolito donde podamos hablar “más en privado”. Y para evitar malentendidos, no digo “gritarles” en el sentido de “maltratarlos”. Digo gritarles en el sentido de tener que hablar a gritos en razón de estar en el medio de un parque donde hay otras personas hablando igualmente a gritos.
Ahí es donde yo digo no. No voy a acompañarlos al arbolito. Si no les gusta hablar a gritos, tal vez deberían considerar tomar el banquito y llevarse sus chunches a otra parte.
La razón para que yo, aún pollamente, quisiera volver a mencionar el tema en público es relativamente sencilla. Quería hacer una transferencia del BAC a otro banco. El BAC acá hace lo que todos los otros bancos en este país hacen, que es imponer un límite máximo de dinero que se puede transferir diariamente de cuenta a cuenta. La razón que el BAC da para tal cosa va a variar en función de la luna, la temperatura exterior, el día de la semana y el representante del banco que provea la respuesta. El BAC provee mecanismos para modificar el límite, y nuevamente, el proceso y los requisititos exactos van a variar en la misma manera indicada anteriormente.
Está bien, ni modo. Mal servicio al cliente, estoy acostumbrado.
A lo que no me puedo acostumbrar es a sistemas informáticos mal hechos. Independientemente de la ignorancia de los funcionarios del banco respecto a los términos y condiciones reales asociados al servicio, lo que sea que esté programado en los sistemas informáticos que implementan esto es ley: el funcionario puede decir misa, pero si el sistema no lo hace, no se hace. En ese sentido, el sistema tiene dos datos: 1) el límite máximo permitido para cada cuenta; 2) el total acumulado durante el día. Cómo se calcula ese total, también lo define el sistema. Decidir si el límite se ha sobrepasado es una operación absurdamente sencilla: ¿es A mayor que B? Calcular la cantidad disponible para lo que resta del día es también sencillísimo: reste A de B. Mostrar ese número al usuario cuando se le quiere decir que lo que está tratando de hacer sobrepasaría el límite existente es igualmente fácil.
Pero en el universo de absurdos en el que existe el BAC eso no es cierto. El sistema produce un mensaje de error que reza aproximadamente “el límite máximo permitido por el banco se ha sobrepasado”. Nada más. No dice “lo que usted ha transferido hoy es X” y tampoco dice “el disponible de transferencias para hoy es Y”.
Habiendo cometido yo la estupidez de llamar al dizque servicio al cliente del BAC para quejarme al respecto, las respuestas provistas por la empresa son realmente de ponerse a llorar.
Como si esto no fuera suficiente, el sistema hace otra cosa encima de esta: cuenta la cantidad de veces que uno hace el intento de adivinar cuál es el monto que puede aún transferir, y si uno adivina mal, el sistema considera que eso es un fallo de seguridad. No estoy bromeando. El sistema realmente trata esto como un intento de violación de la seguridad. Acto seguido, le comunica al usuario que ha fallado N veces y que le quedan todavía M. Si uno llega al límite, el acceso a la cuenta se bloquea, y si no recuerdo mal, la única forma de desbloquearlo es presentándose físicamente a una agencia. Yupi.
Ayer @SomosBac me indicó que la información que me pedían era necesaria para que un “experto” pudiera valorarla:
@Magallonico el motivo por el cuál se le solicita su cédula es con la finalidad de que un experto en el tema lo pueda atender. 1/2
— SomosBac (@SomosBac) diciembre 9, 2015
Yo les respondí esto:
@SomosBac ¡basura! Con la información que les he dado un experto tiene suficiente. El problema para ustedes es conseguir uno.
— Marcelo (@Magallonico) diciembre 9, 2015
porque lo que me están diciendo es basura. Yo saqué el rato para describir el problema, y los datos que incluí son los datos que yo, que me dedico profesionalmente a esta clase de cosa, necesitaría para poder hacer un diagnóstico. Yo no necesito para absolutamente nada el número de cédula, que dicho más exactamente es que yo no necesito saber cuál es el usuario al que esta situación se refiere, pues entiendo perfectamente que el problema es un problema del sitio web, no de una cuenta o una transacción específica.
La razón por la que para mi toda esta situación es molesta es porque entiendo que los departamentos de “servicio” al cliente lo que hacen es darle atolillo con el dedo a los clientes. Y el BAC ha demostrado que en en eso sí son realmente expertos.