12-29-2015
Específicamente, ¿para qué quiere tener una entidad gubernamental una página web?
Yo en general divido las páginas web en dos grandes categorías: panfletos y el resto. Todos sabemos bien lo que es un panfleto: la hojita que le encaraman a uno en la avenida central, en el centro comercial, en la feria, en los mostradores de los bancos y en tantos otros lugares. Lo que no sabemos es para qué sirve un panfleto, pues la enorme mayoría de la gente, no alcanza a tener uno en la mano cuando ya se está deshaciendo de él. Esencialmente es basura, el equivalente físico de spam, algo que solo unas poquísimas personas leen y hacen algo con el texto que contiene. Al igual que el spam, hay un número mágico de personas que deben caer en esta última categoría para hacer de todo el asunto algo rentable y justificable.
Una página web panfleto es exactamente la misma cosa: contiene poca información, la cual es de dudosa utilidad, está usualmente desactualizada y tiene un costo que es necesario justificar. Por ejemplo, si un bufete abogados paga US$500 por hacer una de éstas, y a través de la misma obtiene un único cliente al que le cobra US$1000, ya todo el asunto se justificó solo. Más o menos. Similarmente a un panfleto, hay un costo para producirlo, pero a diferencia de un panfleto, una página web también tiene un costo para que continúe en existencia. Hoy en día, si realmente estamos hablando de una página panfleto, ese costo puede estar por debajo de US$200 por año (con cuenta unos pocos servicios de valor agregado para el que la publica) o incluso menos (si lo único que existe es la página web como tal).
Las páginas web de “Gobierno Digital” son exactamente esto. Por ejemplo, si visita la sección donde se listan los servicios en línea para personas¹, hay cinco sugestivas subentradas, una de las cuales es “Municipalidades”², que contiene 51 enlaces a las páginas web de diversas municipalidades de todo el país. Si uno se va de excursión por esas páginas se va a encontrar de todo.
La Municipalidad de Curridabat parece tener una cosa más o menos actualizada, con información que parece ser útil. Tiene enlaces que dicen como pagar servicios en línea, lo cual es una sorpresa, hasta que uno le hace click a uno de ellos y se encuentra con una de dos cosas: una página que es spam (¿le hice click a un anuncio?); una página web de un banco, sin anestesia, y sin ninguna clase de indicación de cómo hacer el pago. Hay una sección de quejas, que le indica a uno que llame por teléfono, que se haga presente en la municipalidad o que mande un correo electrónico (sin decir a qué dirección). Las actas del consejo parecen estar disponibles, en un formato muy accesible pero extremadamente poco amigable para el administrado (trate de buscar en qué sesión se discutió un tema específico, por ejemplo). Hay un enorme “próximamente” en la parte que lista servicios y tarifas. Hay una sección de datos abiertos, desactualizada y ofensiva al concepto. El resto de la página es un enorme panfleto.
La Municipalidad de San Rafael tiene una
página web que parece ser un cascarón para una página de Facebook, en la
cual parecen haber noticias relativamente recientes. Aparentemente es
posible gestionar un par de cosas a través de un formulario en línea
(audiencia en el consejo, cita con el alcalde, quejas). Hay una sección
que contiene la fechas de pago de servicios, que es completamente
genérica, al punto que contiene texto instruyendo que si la fecha
indicada resulta ser un fin de semana, el límite real es el último día
hábil previo al mismo. El pago en línea es, igual que en el caso de
Curridabat, un enlace a un banco, sin instrucciones de ningún tipo. En
la sección de contacto se indica que “todos los colaboradores tienen un
correo que cumple con el siguiente formato;
nombre.apellido@munisrh.go.cr”, excepto claro, la municipalidad misma,
cuyo correo es munisrh@ice.co.cr
. Y el resto de la página es un
panfleto.
La página de la Municipalidad de San José está tan extraordinariamente mal hecha que inicialmente pensé que solo era un panfleto. Luego de un rato entendí que es simplemente un caso de que 1993 llamó pidiendo que le devolvieran su página web. En su defensa parece ser posible consultar las deudas con la municipalidad, pero igual que los dos casos anteriores, el pago se realiza a través de un banco, sin instrucciones. Extraordinariamente hay un enlace a “SINPE”, que pensé que sería una página con instrucciones genéricas en caso de que uno no sea cliente de los dos bancos favorecidos, pero por ahí solo terminé en una página que me pide identificación, sin ningún mecanismo evidente para registrarse. Hay una sección de datos abiertos, nuevamente ofensiva. Al parecer no estaba equivocado inicialmente, la página web es un panfleto.
Accidentalmente me dí cuenta que en el portal de Gobierno Abierto, si uno espera suficiente, y no le hace click al dirección de la página web sino al nombre de la municipalidad en cuestión, aparecen enlaces directos a “servicios”. De municipalidad a municipalidad varía muchísimo lo que aparece cuando uno hace eso.
En todo esto Montes de Oca es una pieza de museo. Hoy, 29 de diciembre, lo más notorio que aparece cuando uno la visita es una invitación a una actividad de hace dos semanas. Las “noticias” son exactamente dos: la misma actividad y otra previa relacionada con una campaña de prevención del cáncer. El enlace de consulta de impuestos lo lleva a uno a la útil indicación de llamar a la municipalidad y solicitarle a la operadora que le asista. La página web lista seis números de teléfono y si uno tiene el buen tino de hacer click en “contáctenos” se encontrará otro par de docenas mas (“¿PBX? ¿qué es eso? ¿se come?”). Encontrar las actas de este año es un pequeño desafío, y cuando las encuentre se dará cuenta que la última sesión fue hace más de mes y medio. ¿El formato? Bueno, sí, el mismo problema de antes. Esta página es tal, que realmente parece que ocurrió esto:
En vista de que estamos a poco más de un mes de las elecciones municipales del 2016, los invito a hacerse una pregunta: ¿dónde exactamente ocurre el desconecte entre lo que un ciudadano ocupa y lo que el gobierno decide ofrecer? Luis Guillermo en campaña prometió abrir el gobierno a la gente, establecer una comunicación más fluída entre una parte y la otra. Hasta ahora eso no ha ocurrido. Es compresible que tratar de establecer un diálogo entre mil de un lado y cinco millones del otro es una tarea complicada, pero también de buenas intenciones está empedrado el camino al infierno. El problema con las buenas intenciones cuando hablamos de gobierno es que eso termina en desperdicio de recursos. Para mí el canario en la mina de carbón en ese sentido es la frase “¡fue una actividad lindísima, aprendimos montones!”
De verdad, de cara a las elecciones, cuestiónese esto: a dieciséis años de haber comenzando el siglo XXI, lo que me ofrece mi gobierno local, ¿va acorde con los tiempos?
Pies de página:
¹ Téngale paciencia, la página parece no hacer nada sino hasta varios segundos después de cargada.
² Lo siento, es imposible poner un link a esto. Espérese un rato¹, haga click en “Persona” y luego haga click en “Municipalidades”.