Sin City

08-16-2005
Sin City
Frank Miller, Robert Rodriguez, (Quentin Tarantino)
Frank Miller
124 min
Dimension Films, Troublemaker Studios
2005

Existen pocos comics que puedan llamarse “clásicos”: clásicos en el sentido de “atemporales”, ese tipo de material que sobrevive el pasar del tiempo y conserva un cierto sentido de actualidad. Si bien “Sin City” es un comic “nuevo” (1991), está destinado a convertirse en un clásico. Frank Miller, su autor, es un prolífico artista del género y responsable de la visión actualmente predominante de “Batman” como el vigilante psicótico, muy bien lograda por Tim Burton en “Batman” y otra vez por Christopher Nolan en “Batman Begins”. Miller es también responsable de la visión de Daredevil, la cual no llegó tan elocuentemente a la pantalla grande.

Sin City, el comic, es un relato de corrupción y desesperación. La primera entrega, “the hard goodbye”, narra la historia de Marv, quien luego de pasar una noche con Goldie la encuentra muerta junto a él. En ese punto Marv inicia una violenta y sangrienta búsqueda del responsable de su muerte, la cual lo lleva hasta el cardenal Roark. Mucho después en la serie aparece “The big fat kill”. Inicia cuando Jake, un policía corrupto de Sin City, visita a su novia Shellie, a quien amenaza y posteriormente agrede. Dwight — entre otras cosas fotógrafo — se encuentra en el apartamento de Shellie, y en el momento apropiado procede a humillar a Jake y le ordena abandonar el lugar. Jake huye hacia el “pueblo viejo” y Dwight lo sigue, temiendo que vaya a causar más problemas. “Pueblo viejo” es una parte de la ciudad dominada — literalmente — por prostitutas. En una confontación que involucra a Jake, Dwight y Miho (prostituta y experta en artes marciales) Jake muere y es hasta este momento que Dwight descubre que es policía. La muerte de Jake desencadenará con seguridad una guerra entre la policía y las prostitutas, por lo que comienza una frenética carrera para encubrirla. Immediatamente después en la historia aparece “the yellow bastard”: Hartigan, uno de los pocos policías “de buen corazón” en Sin City, está tras la pista de un violador y asesino de menores, que resulta ser el hijo de uno de los oficiales de más alto rango en la cuidad, el senador Roark. Hartigan logra impedir el asesinato de Nancy Callahan, acción durante la cual castra a Roark Jr. Gracias a las influencias de Roark, Hartigan es incriminado por pedofilia y enviado a la cárcel. En la cárcel Nancy mantiene vivo su lazo con Hartigan mediante cartas semanales que envía puntualmente durante ocho años, hasta que un día Hartigan recibe en un sobre el dedo de una adolescente, y teme que la vida de Nancy esté en peligro. Tras admitir su culpabilidad por los crímenes de los cuales está acusado, Hartigan consigue el indulto y logra salir de la cárcel para ir en busca de Nancy. Muy tarde se da cuenta que todo es tan solo una estratagema de parte de un misterioso visitante que tuvo en la cárcel poco antes de salir a fin de que lo conduzca hata ella. Este hombre tiene un aspecto grotesco y la piel amarilla.

Esas tres historias, junto con “the babe wore red”/”the customer is always right”, son las que se ven retratadas en la película “Sin City”. Y acá retratadas es quedarse realmente corto, pues “reproducidas” es término más justo. Siempre es difícil llevar un comic a la pantalla. Obviando el peligro de ceder ante la tentación de los efectos especiales (“The Hulk” es quizás el ejemplo reciente más triste), la narrativa en el cine es simplemente diferente. Es más difícil crear tensión ya que no se tiene al lector trabajando “para la historia”, el cine deja menos a la imaginación y la interpretación, y la cadencia del cine es otra. Sin City tiene la dificultad adicional de ser una historia muy oscura, a las cuales Hollywood siempre les ha tenido miedo (e.g. “The League of Extraordinary Gentleman”). Pero en Sin City Miller y Rodriguez logran mediante un inteligente uso de recursos poner, literalmente, un comic en la pantalla. Al igual que Sin City la película es narrada en su mayoría en blanco y negro con pocos destellos de color, que se utiliza como un recurso narrativo más. Al igual que Tarantino en Kill Bill, Miller y Rodriguez utilizan inteligentemente el blanco y negro para acentuar en el espectador la sensación que produce por ejemplo un charco de sangre: no hay sangre que se vea tan roja como aquella que se retrata completramente negra (Kill Bill) o completamente blanca (Sin City). Otro elemento impresionante en Sin City es la utilización de la cámara: perspectiva exagerada, tomas de picada y contrapicada, movimientos y encuadres oportunos.

Visualmente la película es magnífica de eso no hay duda, ¿pero qué hay de la narrativa? Pues depende mucho del lector, supongo. A mi me resultó altamente satisfactoria. La unión de las tres historias extraídas de Sin City, aunado a un inicio y un final muy inteligentes, producen una historia coherente y agradable. Por supuesto es una historia saturada de violencia, se trata después de todo de Sin City, no se puede esperar nada más. La historia cuenta con algunos pasajes “cómicos” que buscan liberar tensión en el espectador, pero creo que estos no llegan a un público que esperaba “otro” tipo de película (en parte gracias a que se anuncia como “una película de Bruce Willis”) pues a ratos yo era la única persona riéndose en toda la sala. De hecho creo que durante la proyección salieron unas diez personas para no volver a entrar. ¿Tiene un “mensaje”? Pues yo creo que si: dentro de toda la putrefacción que es Sin City — reflejada en muchos de sus personajes y con énfasis en “the yellow bastard” — existen siempre elementos de bondad y justicia incluso en los personajes más cuestionables (e.g. Marv, Gail). Irónicamente nada en Sin City es blanco y negro: si se trata de encasillar a un personaje como “bueno” y a otro como “malo” pronto nos darán motivos para pensar lo contrario, la moral es un término relativo.

Asistí a una función tarde en la noche con dos motivos en la cabeza: uno es que a este tipo de cine le pertenece la noche, ver Sin City al mediodía simplemente no va a ser lo mismo ni va a funcionar igual; el otro, evitar a los padres que acompañan a sus hijos de 12 años a ver una película de “dibujitos”. Al igual que “Batman” y “Batman Begins”, Sin City no es para adolescentes (¡y menos para niños!). Es cierto que los temas de sexo se tratan de una forma muy taimada, pero eso se “compensa” con creces con forma en la que la violencia psicológica está presente contínuamente en la película.

Sin duda la mejor adaptación de comic a cine que se haya realizado.



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