09-02-2005
Hace ya varios días escuché en la radio algo que me hizo pensar en las primeras elecciones de las cuales yo tengo memoria: aquellas de 1982, aquellas donde ganó Luis Alberto Monge. Lo que escuché fue que, antaño, el deporte nacional en la época electoral era salir a los barrios a “contar banderas” para ver “quién va ganando.” Para esta misma altura del proceso, “los barrios se convertían en puercoespines.” Y es cierto: yo recuerdo en el ’81 como las banderas de Liberación y Unidad tapizaban los techos de las casas, como se veía gente en su carro cargando aquellas banderotas que por una casualidad no eran causa de accidentes de tránsito, pero si daban pie con gran frecuencias a los golpes y puñetazos. Y me acuerdo también como en el ’86 nosotros andábamos con una banderita verde y blanca en la antena del jeep. Pero en alguna parte todo eso se extravió, lo que se ve hoy en día son calcomanías de muy cuando en vez que rezan cosas como “yo me quedo con Toledo”, “sí se puede”, “yo soy libertario”, … pero el fervor de hace 20 años no se ve. Ya nadie sale a mirar a los puercoespines, porque a los puercoespines de los barrios, igual que a los del monte, los han ido matando a punta de cochina codicia.