12-31-2005
Es también necesario un buen calendario, y que mejor que el Hooters 2006 (cortesía de Boing Boing).
El año viejo no me dejó ni una chiva, ni una burra negra, ni una yegüa blanca y tampoco una buena suegra. Pero si me ha dejado cosas muy buenas: este año, por encima de todas las muchas otras grandes cosas, me dejó gente. Volví a ver a gente que tenía perdida desde hace dos, seis, diez y hasta quince años. Reencontré viejos amigos, algunos en los lugares más inesperados, encontré algunos que no sabía que tenía, y hallé también algunos nuevos. Comencé el año decepcionado y desubicado, preguntándome si había gente a quien le importaran las cosas, las grandes cosas, las buenas cosas, las cosas que valen la pena, la otra gente. Y me encontré eso y mucho más. Encontré gente queriendo salir adelante y gente ayudando a otros a salir adelante y no peco de falta de modestia al decir que aporté lo propio.
El que comienza está cargado de esperanza y cambio, pero el que se va ha sido, con todo y todo, un buen año, así que para los dos: ¡salú!