Mirando hacia atrás: de pajas y vigas

03-08-2010

A menudo me llega una notificación de este blog respecto a que hay un nuevo comentario en algún artículo antiquísimo, así, de hace doce, dieciocho o veinticuatro meses.  El comentario resulta ser alguien dejando spam, nunca es publicado y eventualmente lo borro.  Tiene sin embargo algo positivo: me recuerda la existencia de esos artículos antiquísimos y me deja releerlos a la luz de acontecimientos posteriores.

Un de ellos, al que le llamé “de pajas y vigas” dice entre otras cosas:

Estimado lector, la próxima vez que escuche “The Wall” escuche, escuche en particular lo que dice “Happiest days” respecto a “certain teachers who would / hurt the children in any way they could” y “when they got home at night, their fat and / psychopathic wives would thrash them / within inches of their lives.” Waters se refiere en particular a una forma de educación que estaba orientada a producir sociedades de pensamiento uniforme y acrítico. Lección básica de Inglés: “we don’t need no education” no quiere decir “no necesitamos educación” sino más bien “necesitamos educación”. Se llama licencia poética. Los artistas tienden a usarla y la mayor parte del mundo tiende a no entenderlos. Waters está diciendo “necesitamos educación, pero no de esta clase.”

A la luz del reciente correo del que parece que será el jerarca de Cultura en la próxima administración donde se echaba él mismo flores por todos los logros de su actual cartera, me resultó curioso leer esas líneas.  En efecto muchas cosas cambiaron en su forma, ¿pero y el fondo?  El desprecio por la ley sigue siendo el mismo, en cuatro años de ver estudiantes recién egresados no he notado un cambio significativo en ese sentido.  Tampoco he visto un dramático (o siquiera minúsculo) aumento en la criticidad con la que se observan los hechos nacionales, y qué se diga de la autocriticidad.

En el mismo artículo decía yo también:

En lugar de criticar el régimen cubano, como con tanto ahínco lo ha hecho Óscar Arias en busca no sé si del segundo nobel o de la silla de la secretaría de la ONU, deberíamos ver para adentro y preguntarnos si nuestra democracia electoral es realmente mejor, cuando no es capaz de reducir la pobreza por debajo del millón de personas […]

Parece que no andaba yo tan perdido hace tres años, pues si uno observa el movimiento de fichas que se está dando tanto en el gabinete actual como en el que viene, a mi me parece que al menos algunas de ellas están siendo acomodadas para allanarle el camino a Óscar Arias a la Secretaría General de Naciones Unidas.

Mirando hacia mí mismo, me llama la atención que ya para entonces había interiorizado la noción de que la única manera para que este país resuelva el problema de pobreza es resolviendo el problema educativo.  En ese sentido realmente espero que doña Laura se lea en forma concienzuda el programa de gobierno de sus contendientes y adopte como propias algunas de las ideas allí desarrolladas.



  « Anterior: Siguiente: »