11-01-2013
CR Hoy publica la noticia que el Tribunal Supremo de Elecciones va a organizar un debate presidencial con los 13 candadatos los días 5 y 6 de enero, y que este será transmitido solamente por canal 13. El primer día participan 6 candidatos y el segundo día los otros 7.
¿Cómo es posible que Costa Rica, con más de un siglo de supuesta vida democrática, no pueda hacer las cosas mejor que una de las dictaduras más sangrientas de América Latina? En Chile hay elecciones presidenciales en dos semanas. Esta semana que acaba de pasar en Chile las asociaciones de periodistas, de radiodifusores y de televisoras organizaron cada una un debate presidencial con todos los nueve candidatos. El de la asociación de televisoras se realizó en dos partes de dos horas cada una, y se transmitió en todos los canales de lo que allá se llama “televisión abierta”, que acá serían todos los canales que se pueden recibir con solo tener un televisor y una antena, es decir, no se limita a los canales con financiamiento estatal. Si lo nuestro fuera aquello, el debate aludido no se transmitiría solo por Canal 13, sino también por el 6, 7, 9, 11 y todos los otros canales que operan en Costa Rica y que usufructúan de lo que nuestra Constitución designa como un bien demanial: el espectro radioeléctrico.
Allá deben ser además magos, porque logran que todos los candidatos estén presentes en ambas ocasiones, mientras que acá hay que separarlos en dos grupos. Es decir, mientras que allá hacen un debate, acá se hace una entrevista con un montón de gente presente. El TSE dice que es azar, pero es difícil ignorar el hecho que la separación que inventaron efectivamente convierte a la actividad en un debate entre Solís y Guevara el primer día y entre Villalta y Araya el segundo.Probablementete el más favorecido por el azar sea Araya.
Lo que más debería sorprender es que el formato chileno, que es algo que las asociaciones mencionadas realizan de forma voluntaria, es herencia de la dictadura de Pinochet.
También herencia de la dictadura es el hecho que en Chile todos los partidos políticos tienen acceso a espacios radiales y televisivos en lo que se llama la “franja electoral”. La franja, como se conoce allá, se transmite durante los 28 días previos a las elecciones, dos veces al día, durante 20 minutos cada vez. Sí, leyó bien, son más de 18 horas de espacio que los partidos políticos no pagan. Para este año cada candidato presidencial recibe diariamente casi cinco minutos al aire en múltiples canales de televisión. Según la asociación de televisoras, la franja les “cuesta” 10 millones de dólares en total. Más de cinco mil millones de colones.
El sistema chileno tiene problemas, y aún así ¿cómo es posible que en Costa Rica no podamos hacer las cosas mejor que eso? Aún más, ¿cómo es posible que las hagamos muchísimo peor?