Cuando el historiador no sabe que edita la historia

04-18-2014

Hace meses un compañero en la oficina se puso a analizar el flujo de tweets que ocurrió durante uno de los debates de las pasadas elecciones presidenciales como parte del trabajo final de un curso que estaba llevando en ese momento. Conversamos mucho respecto a qué se podía hacer con los datos y qué tipo de información se podía extraer de ellos. A partir de esas conversaciones me quedó la curiosidad del tema. Por ese motivo, desde hace unas semanas he estado recolectando información relacionada a la presencia en Twitter de Luis Guillermo Solís, la cuenta @luisguillermosr. Más específicamente, dentro de ciertos límites, guardo todos los tweets relacionados con esa cuenta: tweets, retweets y menciones.

A partir de ese ejercicio he aprendido un montón de cosas respecto a cómo funciona Twitter, desde lo más tonto (para Twitter los retweets cuentan como menciones), pasando por cosas inesperadas (para cada tweet, Twitter provee un posible lenguaje en el que está escrito el tweet en cuestión) hasta llegar a cosas realmente complicadas (cada vez que alguien hace un retweet, el retweet completo aparece en el “time line” del autor del tweet original, y esto incluye una copia del tweet original, pero con la información de retweets actualizada, y es el cliente el que decide cómo presentarle ese tweet al usuario).

Uno de los detalles más curiosos es qué sucede cuando alguien borra un tweet. Tal vez lo primero que hay que tener en mente es que en Internet nada se borra, pues es una red de redes, una colección de sistemas autónomos sobre los cuales no existe un único punto de control. Si yo “borro” un tweet, lo más probable es que no se borre nada en Twitter, o al menos no inmediatamente. Pero más allá de eso, yo no borro nada. Primero porque no tengo forma de saber que un tweet fue borrado (hasta donde puedo ver, la única forma de saber si un tweet fue borrado es preguntar si ese tweet todavía existe, y dada la cantidad de tweets que tengo, no puedo hacer eso). Y segundo, porque no quiero.

Acá yo estoy claro que mucha gente acaba de arrugar la cara, y alguna incluso está comenzando a escribir para decirme que soy un maldito que no sabe respetar el deseo de las demás personas de poder controlar su imagen en Internet. Si usted lo que desea es controlar su imagen en Internet, debería comenzar por no utilizar Twitter. En el momento que decide hacer lo contrario, acepta implícitamente verse expuesto a esta clase de situación. En Internet nada se borra, ni siquiera eso que usted cree que borró.

El ejercicio que estoy haciendo tiene una componente muy sencilla, estadística, que es la que produce cosas como por ejemplo esta:

que responde a una pregunta muy sencilla: ¿cuánto se menciona diariamente la cuenta @luisguillermosr?

Viendo precisamente esas estadísticas para ayer me encontré con que había exactamente un tweet de @luisguillermosr en todo el día, y ese único tweet, de acuerdo con los datos que tengo, recibió una enorme cantidad de retweets (varios miles). Me pareció raro, pues ayer en Costa Rica no pasó nada realmente digno de mencionar, e incluso los tweets más populares de @luisguillermosr difícilmente superan 500 retweets (la cuenta tiene 40 mil seguidores, en Internet es raro que más del 10% de los usuarios que reciben un dato hagan públicamente algo con el, y un retweet es un “algo” muy público y que demanda en general una alta identificación con el contenido al que se da retweet). Investigando me di cuenta que tenía un error en la forma en la que estaba contando retweets: cuando se observa un retweet de algo, Twitter no reporta la cantidad de retweets del retweet, sino que le adscribe al retweet los retweets del tweet original (mi confusión viene del hecho que Google+ hace algo más correcto desde el punto de vista de los datos, pero menos satisfactorio para el ego).

El caso es que este tweet extremadamente popular de @luisguillermosr no era de esa cuenta, sino que era un tweet de otra cuenta que había sido retwitteado por @luisguillermosr. Pero me di cuenta de algo más. El retweet de @luisguillermosr no existe. Debería estar aquí, pero no está. Yo sé que existió porque lo tengo en mi base de datos. Sé cuando fue retwitteado (17 de abril, 2:23 pm). Sé que el tweet original ya era popular cuando @luisguillermosr lo retwitteó (2126 retweets). Y también sé que era algo controversial (644 favoritos; he visto que la gente favorece un tweet que le gusta; favorece y retwittea uno con el que está de acuerdo; y a veces parece que retwittea sin favorecer uno con el que no necesariamente está de acuerdo, pero que quiere que otros vean). El tweet original dice esto:

Mil años de soledad y tristeza por la muerte del más grande colombiano de todos los tiempos! Solidaridad y condolencias a la Gaba y familia

Yo honestamente no le veo el problema al tweet, y menos para que causara la reacción que causó. Me da la impresión que una de las controversias parece ser el uso de “mil” y no “cien”. Uno puede imaginarse fácilmente que el autor está tratando de enfatizar la dimensión de la muerte diciendo precisamente que no son solo “cien años de soledad”, pero la reacción de los usuarios va más por el lado de “¡te equivocaste, estúpido!” (cosa que, debo decir, parece ser usual en Twitter). Otro de los temas conflictivos parece ser que la salud del difunto era un tema polémico en Colombia (la comunicación pública en torno al tema parece haber sido “papá, estamos todos bien”). También parece que la mención de “la Gaba” no cayó particularmente bien. Pero por encima de todo esto, el problema real con ese tweet no es el tweet en sí mismo, es quién lo escribió (que también es un tema recurrente en Twitter): Juan Manuel Santos. El caso es que el pequeño tweet fue un chispero.

Volviendo a Costa Rica, pasó algo así: @luisguillermosr retwittea este tweet; la computadora que hace el proceso del que hablaba antes lo ve y lo guarda; horas después, no sé cuándo realmente, @luisguillermosr, posiblemente viendo lo polémico del tweet, decide borrar el retweet; al día siguiente, yo mirando datos para ver que hay de nuevo me encuentro con el tweet popular, determino que hay un error en el proceso que uso, y me doy cuenta, por casualidad, que el retweet fue borrado.

Y acá a mi me entra la duda…

¿Sabe Luis Guillermo Solís que el grupo de personas que operan @luisguillermosr hace esto con su imagen? Porque ignorando todo lo demás, como historiador que es debería ser al menos incómoda la idea de decir algo en público y venir detrás a tratar de hacer como si nunca lo hubiese dicho. Un poco más problemático es el hecho que esta no es la primera vez que pasa algo así con esta cuenta, y han habido casos en los que Luis Guillermo Solís dice una cosa (en televisión en vivo, nada más y nada menos) y @luisguillermosr dice otra, al mismo tiempo.

Es aún más complicado el hecho que mucha gente (en la base de datos tengo más de 38 mil tweets) cree a todas luces que cuando @luisguillermosr escribe es Luis Guillermo Solís quien está escribiendo, y que cuando le escriben a @luisguillermosr es Luis Guillermo Solís quien está leyendo. Este tema es aún más problemático dado que parte su tema de campaña fue precisamente no quedarse encerrado en Casa Presidencial sino salir a la calle a hablar con la gente cara a cara, sin embargo la conducta de @luisguillermosr es hablar, hablar y hablar y rara vez responder. De hecho, hay tan pocas respuestas que se me ha hecho tremendamente difícil determinar (estadísticamente) a qué responde @luisguillermosr. Mi hipótesis hasta ahora es que la mejor forma de lograr una respuesta es usar la palabra “mejenga”.

También es cierto, dada la medible reducción de la participación de @luisguillermosr luego de la elección, que toda la evidencia apunta a que Twitter fue utilizado como una tribuna para emitir propaganda, y no como un espacio para establecer una discusión (cosa para la que Twitter es de por sí mala, si quiere un espacio sano para discutir vea Google+). Es justo señalar que acá las bases y el candidato son dos cosas diferentes: las bases sí usaron Twitter, aparentemente independientes de la campaña, como un espacio para debate.

Quienes me conocen saben que a mi me dicen “transparencia” y yo me la creo. Que no soy de los que hacen como que son transparentes para caer bien, sino que por el contrario, puedo llegar al punto que a costa de tanta transparencia puedo caer mal (y en esos casos usualmente a quienes caigo mal es a los defensores de la transparencia selectiva). Transparencia en este caso sería por ejemplo no haber borrado un retweet, sino dar explicaciones de por qué el cambio de opinión. O sería también decir transparentemente cuáles son todas las personas que escriben detrás de @luisguillermosr. No se trata de andar desnudo por la calle, pero tampoco se trata de convencer a la gente que hay ropa donde no la hay. Se trata de tener claro con cúal voz habla @luisguillermosr.

Los políticos y la gente con mucho dinero ven como algo normal que su firma aparezca en cosas que nunca pasaron ante sus ojos. Luis Guillermo Solís nos pidió un puesto para hacer un cambio y fuimos muchos los que aceptamos ese trato. El puesto ya se lo dimos. Ahora queremos ver el cambio.



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